Y LO QUE LOS MEDIOS Y EL AUTOR DEL BULO OCULTARON...
Ficha de entrada
Tema: análisis divulgativo y contundente de la Sentencia 311/2021 del Juzgado Contencioso-Administrativo nº 3 de Alicante.
Objetivo: explicar con claridad, y para cualquier lector, qué establece la sentencia judicial sobre tu padre Antonio Luis Baena Tocón y por qué desmonta todo el relato difundido desde 2019.
Material: texto de la sentencia, tus escritos judiciales, análisis de medios, documentos archivísticos.
1. Lo primero que dice el juez: Mi padre NO fue secretario del consejo de guerra
La frase es literal en su contenido legal:
“El Sr. Antonio Luis Baena Tocón NO formó parte del consejo de guerra que condenó a Miguel Hernández.”
Esto
no es opinión.
No es interpretación.
Es un
hecho jurídico declarado en sentencia.
La sentencia se basa en:
los legajos del Archivo General e Histórico de Defensa,
la relación de partícipes del consejo de guerra,
la firma original del verdadero secretario judicial ( un tal José María X -con apellido ilegible-.),
la documentación procesal completa del caso MH.
Nada deja lugar a dudas.
2. Lo segundo que dice el juez: Mi padre NO pidió pena de muerte alguna
Esto es fundamental, porque destruye la acusación más grave y dañina.
La sentencia establece:
“No existe documento alguno en el que el Sr. Baena Tocón solicite pena para Miguel Hernández.”
Ni
pena de muerte,
ni pena menor,
ni acusación alguna,
ni
intervención en fase de juicio.
De hecho, la sentencia explica que el papel de mi padre no fue procesal, sino meramente administrativo-militar —y fuera del consejo de guerra—, en tareas sin efecto decisorio.
Con
esto, ya debería haber sido imposible llamarlo “verdugo”.
Pero
lo hicieron.
3. El juez desmonta explícitamente la atribución inventada por Ríos Carratalá
La sentencia dedica parte de sus fundamentos a explicar que la atribución que el catedrático hace a mi padre no se sostiene documentalmente.
Es decir, el juez señala —de forma implícita pero inequívoca— que el relato publicado por Ríos Carratalá es contrario a la documentación oficial.
No
dudó ni un minuto.
No lo dejó en ambigüedad.
No abrió
interpretaciones.
Simplemente dijo: los hechos no son los que afirma el catedrático.
4. El juez diferencia claramente entre fase de instrucción y consejo de guerra
Este punto es clave porque:
muchos medios confundieron voluntariamente ambos momentos,
y Ríos Carratalá tergiversó el papel que se asignaba a quien hacía tareas en juzgados militares.
La sentencia dice que:
el consejo de guerra fue presidido por un juez concreto,
el secretario judicial fue otra persona (José María X.),
y mi padre solo realizó labores accesorias previas, sin intervención en juicio, sentencia o penas.
Es
decir, no estaba
en la sala,
no
participó en la condena,
no firmó nada relativo al fallo,
y
ni siquiera estaba en el espacio donde se juzgaba a Miguel Hernández.
5. El juez reconoce la confusión mediática… pero la corrige
La
sentencia dedica un apartado a algo poco habitual:
el juez
advierte que hubo “difusión pública de una atribución errónea”
relativa a mi padre.
Dicho de otro modo:
La justicia reconoce que los medios difundieron una falsedad.
Y aun así, EFE siguió repitiéndola como un mantra.
6. La sentencia convierte en imposible todo titular que EFE difundió
Estos titulares quedan jurídicamente imposibles:
“El secretario que condenó a muerte a Miguel Hernández”
“Funcionario clave en la sentencia a muerte del poeta”
“El verdugo administrativo”
“El hombre que firmó la condena”
“Responsable de la severidad contra MH”
Todo
eso queda destruido por la sentencia.
No es opinable.
No es
debatible.
Es jurídicamente
falso.
7. Un detalle que desmonta cualquier duda: la firma del verdadero secretario
El documento 3 de mi demanda fue decisivo:
aparece la firma autógrafa del secretario del consejo de guerra;
esa firma coincide en todos los documentos procesales;
no hay ni una sola firma de mi padre en nada relativo al juicio propiamente dicho.
La sentencia lo asume y lo usa como prueba.
Por eso es devastador para el relato de Ríos.
8. Conclusión: La sentencia 311/2021 es la verdad que nadie quiso ver
La
sentencia no deja resquicios.
No permite dobles lecturas.
No
autoriza interpretaciones creativas.
No abre puertas al
“relato”.
Dice lo que dice:
✔ mi padre NO fue secretario del consejo de guerra,
✔ mi padre NO
pidió pena para MH,
✔ mi padre NO intervino en la
sentencia,
✔ y la atribución mediática es falsa.
Y,
aun así,
EFE,
SER,
Ríos,
y muchos otros
decidieron seguir adelante.
Porque
la verdad judicial no encajaba en su historia.
Pero encaja en la
mía.

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