La Fiscalía ha recurrido una condena por difamación histórica
alegando libertad científica, pero lo que defiende como investigación no es más
que manipulación.
El derecho al honor no se deroga.
No puede utilizarse la memoria democrática para legitimar ataques a
quienes no pueden defenderse.
La verdad no se inventa. Difamar no es investigar. Y manipular
documentos no es memoria democrática. Es abuso.
El 23 de abril de 2025, diversos medios —entre ellos Diario de Cádiz, Alicante Plaza y La Vanguardia— difundieron, basándose en una nota de la agencia EFE y de la Fiscalía Provincial de Cádiz, que la Fiscalía recurriría la sentencia que condenó al catedrático Juan Antonio Ríos Carratalá por intromisión ilegítima en el derecho al honor de Antonio Luis Baena Tocón, mi padre.
Según estas publicaciones, la Fiscalía sostenía,
casi de manera doctrinal, que en los trabajos de Ríos Carratalá "no se
habría ofrecido un rol jurídico distorsionado" de Baena Tocón, "ni
ninguna opinión afrentosa o errores que supongan una extralimitación". Además,
alegaban que la ley de protección del honor habría sido "derogada"
por la Ley de Memoria Democrática, amparando la actuación del catedrático en la
"libertad de creación científica" y el "derecho a la
verdad".
Estas afirmaciones son rotundamente falsas.
El derecho al honor sigue plenamente protegido por
la Constitución Española y no ha sido derogado por ninguna ley posterior. La
Ley de Memoria Democrática, en todo caso, no autoriza la falsificación
histórica ni la vulneración de derechos fundamentales.
La sentencia que ahora se recurre reconoció, aunque
parcialmente, que el catedrático vulneró el honor de Antonio Luis Baena Tocón
al atribuirle falsamente un papel relevante en el consejo de guerra que condenó
a muerte a Miguel Hernández. Sin embargo, la sentencia firme del juzgado
contencioso-administrativo de Alicante probó que Baena Tocón, no habiendo sido miembro de ningún consejo
de guerra, no pidió pena máxima ni para Miguel Hernández, ni ningún otro. Circunstancia
que se oculta porque contradice el bulo.
La "verdad" que invoca la Fiscalía no es
más que una ficción construida a medida del demandado. Falsea hechos concretos
y reescribe la trayectoria vital de mi padre, presentándolo injustamente como
un símbolo ideológico deformado.
El problema no es un error aislado. Desde 2019,
Ríos Carratalá ha difundido numerosos textos en los que tergiversa sistemáticamente
la figura de Baena Tocón: le atribuye maldades, sesgos ideológicos y
responsabilidades que no tuvo, presentándolo como un funcionario franquista
arquetípico. Pero no es lo mismo ser un funcionario franquista que ser una
persona a la que, como a tantas otras, le tocó vivir y ejercer funciones en una
época difícil. Además, entonces Baena
Tocón ni siquiera era funcionario de carrera, aunque sí licenciado en Derecho,
algo que el catedrático oculta deliberadamente, pese a estar acreditado en la Sentencia
del Contencioso-Administrativo de Alicante nº 311/2021, de 1º de septiembre de
2021.
Omitir hechos esenciales y persistir en el error no
es hacer investigación histórica. Es manipular. Es construir un bulo.
Esta campaña no se limita al ámbito académico. Ríos
Carratalá ha desplegado una estrategia mediática de presión: difunde su versión
en numerosos medios y actualiza constantemente las referencias en su blog,
pasando de citar 8 medios, a 15, luego a 21, sin cambiar la fecha de
publicación. Como si el número de enlaces fuera prueba suficiente de la
veracidad de su posición.
Entre los medios que han propagado su versión están
Diario de Cádiz, Alicante Plaza, La Vanguardia, El
País, Cadena SER, eldiario.es, Europa Press, Huffington
Post, Público.es y À Punt Media, entre otros.
Ejemplo de enlace, facilitado por el catedrático: https://alicanteplaza.es/alicanteplaza/cultura/la-fiscalia-recurre-la-condena-al-catedratico-que-estudio-la-pena-de-muerte-a-miguel-hernandez
Esta estrategia de autopromoción no refuerza la
verdad. Solo demuestra la intención de influir en la opinión pública,
desvirtuando el verdadero alcance de los hechos juzgados.
Incluso en pleno procedimiento judicial, Ríos
Carratalá mantuvo esta actitud: el 14 de octubre de 2024, tras su declaración
en el Juzgado nº 5 de Cádiz, repartió ejemplares de su libro en la misma sala
del juicio. Ofreció copias a la Sra. Fiscal, que la aceptó, y a la Sra. Jueza y a mi abogado, quienes, según
parece, rehusaron aceptar su propaganda.
Nadie impide investigar la historia. Pero no a
costa de falsificarla. No a costa de destruir la memoria de quienes ya no
pueden defenderse. No a costa de utilizar la universidad como escudo para la
propaganda ideológica.
Decir basta no es censurar. Es defenderse.
Porque cuando la historia se fuerza, la
justicia se tuerce.
Y eso, ni puede ni debe aceptarse.
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