19 de marzo de 2025, Día del Padre
Hoy, a través de un "amigo" de Facebook, a quien no conozco personalmente, he recibido el comunicado de la Asociación de Historia Contemporánea en relación con la sentencia del Juzgado de Primera Instancia n.º 5 de Cádiz, que condena al catedrático de la Universidad de Alicante Juan Antonio Ríos Carratalá y a diversos medios de comunicación. En dicho comunicado, la Asociación expresa su apoyo incondicional al catedrático y agradece la difusión.
Al recibir esta información, me puse en contacto con el remitente para aclararle que el comunicado contenía falsedades y que, probablemente, desconocía la versión contraria. Es decir, es muy probable que no sepa cómo se originó este asunto: la petición inicial fue simplemente la retirada de algunos artículos de Ríos Carratalá en los que se detectaron falsedades evidentes. En respuesta, el catedrático afirmó que solo le afectaba la publicación de uno de ellos. Sin embargo, en lugar de afrontar la reclamación con honestidad, optó por una estrategia cínica: anunció la retirada del artículo mientras sabía y callaba que existían muchas más publicaciones con errores graves. Además, prefirió acudir a los medios de comunicación para presentarse como víctima de un supuesto ataque a la libertad de expresión y cátedra, que se quería volver a la censura de épocas pasadas, que se quería reescribir la historia y borrar archivos históricos.
Gracias a sus contactos ideológicos, logró difundir este relato, convirtiéndolo en una campaña de desinformación que desacreditó a quienes se oponían a sus afirmaciones falsas. Cuando informé a mi "amigo" de Facebook sobre estos hechos, le manifesté que conservaría el manifiesto y probablemente lo presentaría en el juzgado. Su respuesta fue justificarse alegando que solo había compartido la información y, acto seguido, me bloqueó.
Reflexiones sobre el comunicado
1. Presión mediática e influencia ideológica
Me
sorprende cómo personas y entidades toman partido sin conocer los
hechos. Es llamativo que algunos emitan comunicados justo antes de un
juicio, buscando influir en su desarrollo, o que se pronuncien en
medio de un procedimiento judicial en lugar de permitir que la
justicia actúe con independencia. En este caso, es evidente que
seguirán sosteniendo su versión fanática incluso cuando haya
sentencias definitivas, sin importar el resultado.
2. El corporativismo por encima de la verdad
histórica
Colegas del catedrático han demostrado que
les preocupa más el corporativismo que la verdad histórica. Algunas
entidades, incluso sin estar demandadas, han expresado un apoyo
incondicional a Ríos Carratalá. Me he reunido con representantes de
algunas de ellas y, al preguntarles por qué respaldan
incondicionalmente al catedrático, no saben responder. Tampoco
tienen claro el origen del conflicto ni han leído el principal libro
en el que se menciona a Antonio Luis Baena Tocón. Cuando les
pregunto si conocen mi versión de los hechos, se encogen de hombros.
Me resulta inaceptable que defiendan a alguien y cuanto dice sin
informarse primero.
3.
Justificaciones inconsistentes
Las excusas que esgrimen
quienes defienden a Ríos Carratalá son insostenibles:
"Estoy a favor de la investigación." ¿Quién ha dicho que yo no?
"No conozco los detalles, pero en mis clases hablo de personas que no quieren que se hable de sus mayores." ¿Y si lo que se está divulgando es falso? ¿Aceptaría usted que se mintiera sobre su familia por razones ideológicas?
"Hemos entendido mal."
"Respetamos las decisiones judiciales, pero creíamos que se pedía otra cosa."
4. Análisis del comunicado de la Asociación de Historia
Contemporánea
El comunicado afirma que la condena es
contra "quien investiga aquellos hechos". Esto es falso. No
se ha condenado la investigación, sino la difusión de informaciones
falsas, muchas de ellas demostradas judicialmente. No hay ninguna
amenaza contra la investigación histórica, por más que lo afirme
el catedrático.
Se menciona también el "pasado traumático" de nuestro país. En efecto, para la familia de Antonio Luis Baena Tocón, este pasado fue especialmente doloroso. Su padre fue asesinado por su fe, a pesar de ser republicano, a manos de quienes Ríos Carratalá califica de "demócratas". Además, Baena Tocón fue perseguido y se le atribuyeron hechos falsos tanto en su vida personal como profesional.
La Asociación afirma que actúa y se expresa en nombre de los historiadores contemporaneístas. Esta generalización es un claro ejemplo de desinformación. No todos los historiadores comparten la versión sesgada del catedrático.
Finalmente, el comunicado expresa su "enfático rechazo" a que se anteponga el derecho al honor sobre la defensa del derecho a la verdad. Estoy totalmente de acuerdo, siempre que se trate de la verdad. Pero si lo que se defiende es la falsedad y la manipulación de documentos históricos, como es el caso, entonces no podemos coincidir con la postura de esta Asociación.
La Asociación también se queja de resoluciones judiciales que, a través de medios como la SER, han sido calificadas como "propias de tiempos superados". Se insinúa que estas decisiones judiciales tienen un trasfondo franquista. Es curioso: si la resolución fuera favorable a ellos, la considerarían muy progresista y democrática; si no lo es, la tachan de retrógrada. Este doble rasero es inaceptable.
Conclusión
La Asociación de Historia
Contemporánea, lejos de defender la verdad y el rigor académico, ha
decidido alinearse con una versión sesgada de los hechos, basada en
falsedades y manipulaciones. Es lamentable que algunas entidades e
individuos actúen movidos por ideología y corporativismo, en lugar
de por la búsqueda honesta de la verdad histórica.
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