Narrativas manipuladas: Cómo el sesgo reconfigura la memoria histórica
Sábado, 25 de enero de 2025
El 8 de noviembre de 2017 el catedrático Juan A. Ríos
Carratalá escribió en su blog el siguiente artículo “Ramón J.
Soria escribe sobre Manuel Martínez Gargallo”.
El texto es incisivo y de gran carga emocional pero muy tendencioso o parcial. Tiene una estructura narrativa clara que
contribuye a reforzar la denuncia de la
represión y la impunidad, lo cual me parece muy bien. Se repiten ciertas
ideas de manera redundante. Tiene un tono
irónico y combativo. La ironía y el
sarcasmo se manejan para referirse a personajes como Millán-Astray o los
jueces franquistas. Es de lenguaje directo y expresivo, generando indignación y reflexión en el lector.
Por ejemplo: "los policías que daban hostias para arrancar mentiras,
toda esa horda silenciosa que 'banalizaba el mal' y eran unos 'mandaos'".
El texto se contextualiza con hechos históricos supuestamente
documentados por Juan A. Ríos Carratalá, para darle respaldo
académico. De ahí la importancia de un
catedrático actúe con objetividad, porque se le va a respaldar sólo por el
hecho de serlo y es algo que se echa en
falta.
El texto analiza la impunidad y el papel de los "hombres grises".
La crítica no se enfoca en los "grandes verdugos", sino en el
aparato burocrático que permitió la represión. Las motivaciones o el
contexto de algunos de estos personajes pueden inventarse, como se ha hecho muy
alegremente con la figura de mi padre en el tiempo que le tocó vivir y en toda
su vida…
La reflexión final sobre los "hombres grises" es un mensaje inquietante
sobre la complicidad silenciosa en los regímenes autoritarios (pero que igual podemos observarla hoy en día en un
estado democrático como el nuestro), pero que desgraciadamente no pueden generalizarse como hace Ríos Carratalá.
No obstante, no es más que una visión muy particular y partidista de los acontecimientos, sin negar evidentes hechos deleznables que traen todas las guerras, pero sin querer ver de manera sectaria lo que dio lugar a todo ello.
¿Cómo habría actuado algún que otro juez republicano si hubiera ganado la
guerra civil?. No me lo digan, no me queda la menor duda: con justicia verdadera,
respeto, dignidad, sustituyendo las cárceles de entonces por spas o enviándolos
a casa diciéndoles: iros y no lo hagáis más… Es fácil usar la ironía o el sarcasmo y echarnos unas risitas al
respecto…
Veo que el autor del artículo cita a la
Wikipedia como si de la verdad absoluta se tratara. Ríos Carratalá sabe muy
bien quien ha elaborado la página que le han dedicado a mi padre, a la que me
he referido en un artículo anterior y seguro que lo haré más adelante, pero ha
sido un constante de quita, pongo, vuelvo a quitar y vuelvo a poner (falsedades
de trilero); el mismo Ríos Carratalá informaba en uno de sus artículos
blogueros haberse hecho “editor de wikipedia” para corregir algunas reseñas. Actualmente la Wikipedia de mi padre sigue
siendo un panfleto embustero. En fin, la historia reescrita a gusto del que
la edita.
Ramón J. Soria cita al historiador (¿Es licenciado en Historia?) Juan A.
Ríos Carratalá y dice que pocos libros de la posguerra como “Nos vemos en
Chicote” le han producido tanta perplejidad, estupor y espanto. Bueno, dudo
realmente si lo ha leído por completo y viendo lo que comenta, está claro que
no ha contrastado absolutamente nada y da por bueno todo lo que diga Ríos
Carratalá. Si yo no hubiese detectado falsedades evidentes, pues habría sido lo
más de lo más, pero… Cachisss, que me quieren tapar la boca…
Dice que “Con el tema del callejero y la
memoria histórica hemos descubierto que hablar de los verdugos es siempre muy
molesto”… Bueno, hay calles que tienen nombres de verdaderos verdugos y no son
precisamente gente de derechas…, yo mismo paso todos los días por una de ellas,
y los que fueran verdaderos verdugos, fueran
de derechas o de izquierdas, “vivieron tranquilamente, siguieron sus
carreras, se jubilaron, murieron en paz, murieron en sus camas y muchas veces
ni sus hijos sabían lo que hacían o si lo sabían prefirieron hacer como que no
sabían o no se acuerdan”, etc. Eso de
adjudicárselo sólo a algunos, es demagogia pura y dura… Tengo una compañera
que me comentaba al comienzo de esta polémica que a su abuelo, que vivía en un
pueblo salmantino, le ponían los republicanos un papel en la mano y tenía que
escribir siete nombres de personas del pueblo, a los que iban y ajusticiaban.
Si no lo hacía, él habría sido el fusilado. Tuvo que aprender a vivir con esa
pena, pero era la vida de otros o la suya. Mi abuelo fue al contrario, sabiendo
a quienes iban a asesinar les ayudó a huir y le costó la vida… ¿Qué habría
hecho usted?.
¿Se imaginan la cara de Francisco Baena
Jiménez cuando lo ponen en una hornacina de la capilla de monjas de clausura a
las que defendió para ser fusilado por fanáticos de la República a la que le
fue fiel servidor por oponerse al asesinato de inocentes y ser creyente?...
¿Se imaginan la cara de Antonio Luis
Baena Tocón cuando al presentar el salvo conducto de Jiménez de Asúa los
milicianos que le detuvieron le dijeron que ese era más facha que él y que
rezara porque le iban a dar el paseo?, ¿o cuando la miliciana de una cheka lo
mandó al paredón por llevar una pequeña medalla (que yo conservo de recuerdo)?,
¿o cuando reconoció el cuerpo de su padre por la ropa que llevaba al sacarlo de
una fosa común terminada la guerra?...
A MÍ ME DAN MIEDO LOS EMBUSTEROS, LOS FANÁTICOS, LOS
SECTARIOS, LOS DEMAGOGOS, LOS QUE JUZGAN SIN LLEVAR LA CARGA, LOS QUE
REESCRIBEN LA VIDA DE OTRAS PERSONAS SIN CONOCIMIENTO DE CAUSA, LOS QUE QUIEREN
EJERCER DE JUECES DE LA HISTORIA Y DE LOS QUE LA VIVIERON, los cínicos e
hipócritas, los que tiran la piedra y esconden la mano, LOS QUE CRISPAN, LOS QUE GUSTAN METER
EL DEDO EN LAS HERIDAS DE LOS DEMÁS, LOS QUE BUSCAN LA CONFRONTACIÓN, LOS QUE
DAN LECCIONES DE PACIFISMO, TOLERANCIA Y DEMOCRACIA PERO SON AUTÉNTICOS TIRANOS,
los que realmente no quieren aprender del pasado…
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