Título original (Blog Varietés y República, de Juan Antonio Ríos Carratalá): Ignacio Martínez de Pisón y el derecho al recuerdo
Fecha: 14/01/2024
Enlace: https://varietesyrepublica.blogspot.com/2024/01/ignacio-martinez-de-pison-y-el-derecho.html
1. MODO DE ALUSIÓN (A MI PADRE)
En esta entrada, Ríos vuelve a:
✔ inventar
funciones que mi padre nunca
tuvo (secretario
del tribunal militar)
✔ presentarlo como “victimario
franquista” sin base documental
✔ usar su nombre para
reforzar su discurso de “investigador perseguido”
✔
difundir, por enésima vez, la falsedad del “derecho al olvido”
convertido en censura
Mi padre aparece como personaje instrumental para su narrativa victimista y para promocionar su libro.
2. ESTRATEGIA DISCURSIVA DE RÍOS
Autoridad por amistad:
Abre con un elogio a Ignacio Martínez de Pisón, amigo premiado y novelista, y usa su apoyo como argumento de autoridad.Autovictimización:
Habla de su “cruzada judicial” como si fuera perseguido por investigar, no por haber difundido falsedades.Falsa reconstrucción histórica:
Presenta a mi padre como secretario de un tribunal militar, a pesar de saber que no lo era.Inversión moral:
Califica como “censura” lo que es una petición legítima de respeto al honor y a la verdad documental.Propaganda incrustada:
Inserta autopromoción de su libro en mitad del relato.Simplificación populista:
Habla de un “macrojuicio” que pagarán los contribuyentes, como si él no fuera responsable de su existencia.
3. PUNTOS DISCUTIBLES O FALSOS
❌ 1. Mi padre NO era secretario del tribunal militar
Era
secretario
adscrito a un juez instructor
en un destino militar obligatorio.
No formó parte de ningún
consejo de guerra.
❌ 2. Nada tuvo que ver con la condena de Miguel Hernández
El relato de Ríos atribuye funciones que jamás tuvo ni podía tener.
❌ 3. No solicité censurar la historia
Pedí
la retirada de algunas
publicaciones falsas
y/o
la corrección de datos manipulados.
Ríos convierte eso en
“censura previa” para justificar su huida hacia adelante.
❌ 4. No denuncié a “quien mencionara a mi padre”
Solo a quienes añadieron falsedades, injurias o amenazas —muchas de ellas derivadas de las ficciones de Ríos.
❌ 5. Mi padre no era funcionario en 1934
Lo
fue casi una década después. Pero le interesaba que lo fuera para
hacer su relato sobre los funcionarios de la época
Ríos
modifica su biografía para convertirlo en “personaje público”.
Y aunque manifiesta pública y falsamente haberlo rectificado (así
lo hizo saber su abogado en sesión judicial de 14 de octubre de
2024), tenemos libros suyos publicados en 2025 y tras sentencia civil
que sigue diciendo lo mismo… Se ríe de la Justicia.
❌ 6. Ríos fue condenado por vulnerar el honor de mi padre
Y
respondió acusando a la jueza de dictar una sentencia
“franquista”.
Garantismo selectivo.
4. RÉPLICA NARRATIVA: “El derecho al recuerdo… ¿o a la propaganda? La historia según los amigos del catedrático”
El 14 de enero de 2024, Juan Antonio Ríos Carratalá volvió a hacer lo que lleva cinco años haciendo: convertir su blog en un espacio donde mezclar la épica de la víctima, la autoridad prestada de amigos literarios y la publicidad de sus libros.
| Ignacio Martínez de Pisón. Fuente: Blog Varietés y República |
Esta vez le tocó el turno a Ignacio Martínez de Pisón, novelista, Premio Nacional de Narrativa y —según Ríos— amigo de décadas. Nada tendría de particular si no fuera porque esta “amistad” sirve como comodín retórico para apuntalar un relato profundamente falso sobre mi padre.
Ríos
presenta la solidaridad de Martínez de Pisón como una especie de
aval ético:
si un novelista de prestigio lo apoya, él debe de
tener razón.
El problema es que el
prestigio literario no convierte en verdad lo que es falso,
ni dota de rigor a lo que nació como un libelo ideológico.
Ríos
vuelve a difundir que mi padre fue “secretario del tribunal
militar” que condenó a Miguel Hernández.
Una función que
jamás tuvo, una atribución que él mismo sabe que es falsa, y una
pieza imprescindible en la narrativa que lleva años vendiendo.
En
su entrada, además, vuelve a presentarse como víctima de una
“cruzada judicial”.
Curioso: un catedrático con decenas de
artículos, entrevistas y libros a la espalda, hablando de ser
perseguido…
por un hijo que pidió algo tan elemental como que
no se mintiera sobre la vida de su padre.
Y
tan elemental como recordar:
—que mi padre estaba cumpliendo
servicio militar
obligatorio,
—que
no redactaba ni dictaba
sentencias,
—que no formó parte de ningún consejo de
guerra,
—que no tenía poder alguno,
y —sobre todo—
que
Ríos se inventó
funciones para
encajarlo en su relato ideológico.
Pero en este país es más fácil gritar “censura” que rectificar.
Según
él, yo pretendía “borrar archivos históricos” y “reescribir
la historia”.
Lo cierto es lo contrario:
si alguien ha
manipulado documentos, cambiado fechas, inventado cargos y alterado
trayectorias vitales, ha sido el señor Ríos Carratalá.
Por
eso fue condenado en primera instancia en un juicio civil.
Y por
eso su reacción fue desacreditar a la jueza llamando “franquista”
a la resolución que emitió.
De ese detalle, en su blog, ni una línea, salvo la descalificación a la jueza y su sentencia para seguir con más de lo mismo....
La
entrada continúa con la ya habitual autopromoción de sus libros,
entre lamentos por su “acoso” y por un “macrojuicio” que
—según él— pagarán “los contribuyentes”…
En
cambio, no explica que ese juicio solo existe porque él decidió
durante años no
rectificar y
sostener falsedades en los medios de comunicación.
Ríos
insiste en que “la Historia está hecha de nombres y apellidos”.
De acuerdo.
Y por eso mismo, también está hecha de las
responsabilidades de quienes los manipulan.
“Mi
padre no fue victimario ni tuvo poder alguno; y en cuanto a mi
abuelo, también víctima de la guerra, Ríos llega incluso a
colocarlo en un bando que no coincide con la realidad histórica: fue
asesinado por milicias republicanas de la CNT-FAI pese a ser
republicano, creyente y defensor de inocentes.”
En
cambio, su propio padre, víctima según
él, aparece en sus textos
como figura moralmente impecable.
Las víctimas, ya se sabe, son
flexibles según quién las invoque.
Quizá
lo más revelador sea que, después de tanto hablar del derecho al
recuerdo, Ríos no quiera recordar algo muy sencillo:
que las
falsedades tienen consecuencias.
Que las amistades literarias no
sustituyen a la verdad.
Y que la “cruzada” que él denuncia
no nació en mi casa, sino en su despacho.
5. NOTA FINAL DE TRANSPARENCIA
Esta respuesta se basa exclusivamente en documentos judiciales, archivos oficiales y pruebas verificables. Ninguna afirmación se sustenta en opiniones personales, sino en datos contrastados frente a las falsedades divulgadas sobre Antonio Luis Baena Tocón.

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