El Engaño Académico al Descubierto: Una Cuestión de Ética y Veracidad.
Denuncia ante la manipulación
y falsedades de un catedrático universitario.
Es inadmisible que un catedrático como Juan Antonio Ríos Carratalá, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alicante, cuya labor debería regirse por la ética y el rigor académico, utilice su posición para difundir falsedades y distorsionar la historia con fines ideológicos, reescribiendo la vida de determinadas personas y lo que les tocó vivir, como Antonio Luis Baena Tocón. Su prestigio académico le otorga una autoridad que muchos aceptan sin cuestionar, lo que agrava el impacto de sus manipulaciones y falsificaciones documentales.
Lejos de ser un desliz puntual, su
actuación responde a un patrón sistemático de tergiversación. Ha construido un
relato basado en la manipulación de documentos históricos y la difusión de
información sesgada, reescribiendo la vida de algunas personas y lo que les
tocó vivir, seleccionando meticulosamente qué hechos presentar y cuáles omitir
para ajustar la realidad a su narrativa. Si bien se apropia de fuentes
históricas, no las analiza con el rigor que exige su posición, sino que las
descontextualiza y reinterpreta arbitrariamente, desestimando cualquier
evidencia que contradiga su discurso.
Un abuso de autoridad
académica
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Su
estrategia es clara:
·
Presentarse como víctima de censura cuando
en realidad es él quien limita el acceso a la verdad.
·
Desacreditar a quienes lo cuestionan con
ataques personales y difamaciones.
·
Manipular la opinión pública a través de
círculos académicos, políticos y mediáticos que respaldan su visión.
Paradójicamente, mientras se autoproclama defensor de la memoria histórica, en realidad la manipula y la instrumentaliza. Su versión distorsionada afecta especialmente a personas que fueron víctimas de una dictadura, convirtiendo sus tragedias en herramientas para un discurso parcializado. En su afán por sostener su relato, lanza acusaciones sin pruebas contra individuos, presentándolos como oportunistas que se beneficiaron de regímenes autoritarios.
Entre
sus tácticas más comunes, descalifica a sus víctimas atribuyéndoles:
·
Intereses personales y ansias de ascenso
profesional basadas en el colaboracionismo.
·
Actitudes represivas, tergiversando hechos
y omitiendo el contexto histórico.
·
Supuestas dobles personalidades para
desacreditar cualquier rasgo positivo en sus biografías.
Pero
su campaña no se limita a quienes han sido objeto de sus escritos; también
ataca a quienes le han denunciado. Acusándolos de querer silenciarlo, busca
desacreditarlos con falsedades, apoyándose en el corporativismo universitario y
en sectores políticos afines para mantener su posición de impunidad.
La verdadera censura y la
responsabilidad académica
No
se puede permitir que el prestigio académico sirva de justificación para la
desinformación y la distorsión histórica. La búsqueda de la verdad no es
censura, sino una exigencia ética y profesional. La verdadera libertad
académica no radica en la impunidad para mentir, sino en la responsabilidad de
sostenerse en hechos verificables y en el respeto por la historia y quienes la
vivieron.
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