lunes, 10 de marzo de 2025

UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (y IV)

    La doble vara de medir y Falsedades recicladas: el relato que no cambia
    Justicia selectiva y memoria manipulada. Entre rectificaciones invisibles y afirmaciones cuestionables


 

En la posdata, se hace referencia a unas supuestas declaraciones recogidas en Alicante Plaza, resultado de una conversación del catedrático con su amigo y periodista Daniel Perol. Curiosamente, tiene muchos amigos periodistas, y algunos de ellos le han servido de altavoz ideológico, en contra de los principios que establecen los códigos éticos de su profesión. Alega que el tono coloquial de una conversación no puede ser considerado una declaración a un medio de comunicación, pero, al mismo tiempo, interpreta un pantallazo de mi muro como si fuera una declaración pública y no una simple conversación entre dos personas.

Afirma que se le ha condenado a rectificar lo que, según él, ya fue corregido desde 2021 e incluso ampliado en trabajos posteriores con nueva documentación. Sin embargo, en mi caso, muchas pruebas fueron rechazadas en el juzgado por haber sido presentadas posteriormente, algo que no comprendo, ya que estaban directamente relacionadas con el caso. Me dicen que así funciona el procedimiento, pero lo cierto es que la supuesta rectificación del Sr. Ríos Carratalá ha pasado completamente desapercibida. Y, además, no lo hizo con la misma intensidad y en los mismos medios con la que difundió o hizo difundir sus afirmaciones originales. De hecho, debería reconocer que esas rectificaciones no datan de 2021, sino de bastante antes, y que la información posterior también es relevante.

Ahora bien, veremos si en su tercera edición de Nos vemos en Chicote y en su anunciada Trilogía sigue incluyendo las mismas falsedades o si, además, amplía la lista con otras nuevas. Dado lo que observo en sus publicaciones, no me sorprendería en absoluto. Estaremos atentos, y seguiremos haciéndole negocio comprando libros que según parece, para él, contienen la "verdad absoluta".


La condena no se debe únicamente a haber calificado como "tenebroso" a un "personaje histórico"—una etiqueta que, por cierto, es bastante subjetiva—. Paco viene ahora con las rebajas, pero la realidad es que no ha sido solo por eso. Hay muchas otras cuestiones. En algunas ha salido impune, a pesar de haber irrumpido en la vida profesional y personal de alguien hasta prácticamente su muerte.

Para blanquear su discurso, ahora hace referencia al sistema represivo de la posguerra y a los fusilados. Es fácil ponerse del lado de las víctimas en un discurso, como hizo el día de su declaración. Sin embargo, yo también estoy con las víctimas... De algunos  miembros de la familia de esa época no se supo más de ellos, probablemente estén sus restos en alguna cuneta o fosa, aparte de los que se exiliaron para no volver jamás y le recuerdo que mi abuelo paterno fue fusilado por aquellos a quienes él denomina "demócratas". Junto a él, quisieron hacer lo mismo con mi padre, e incluso lo intentaron en varias ocasiones más tarde, aunque el catedrático lo niegue "rigurosamente" y fueron víctimas de la guerra civil.




UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (III)

 

    Cuando la justicia y la crítica dejan de ser objetivas, se convierten en herramientas de conveniencia, manipulación y victimismo.

    Ríos Carratalá oscila entre la libertad de expresión y la distorsión de los hechos, planteando un doble rasero donde la verdad es selectiva y la intransigencia se disfraza de justicia.


Antes incluso de que se dictara la sentencia del 10 de marzo de 2025, ya sabía que el Sr. Ríos Carratalá la recurriría. Me parece perfecto que lo haga, está en su derecho, como yo en el mío, y no me sorprende en absoluto su frase: "La sentencia es propia de épocas felizmente superadas por quienes creemos en la libertad de expresión, de investigación y de cátedra." Para mí, esa declaración es una forma velada de insinuar que la jueza es franquista o fascista. Claro, él dirá que jamás utilizó esas palabras, pero el mensaje implícito es evidente. Le gusta lanzar la piedra y esconder la mano, dejando que algún fanático traduzca su mensaje en términos menos académicos y más directos.



Siempre que hay una sentencia, está convencido de tener la razón. Si el fallo no le favorece completamente, lo minimiza o lo oculta, como ocurrió con la resolución del contencioso-administrativo de Alicante. En ese caso, tanto él como sus colegas, quienes aseguran trabajar estrechamente con él, no se molestaron en contrastar los hechos y optaron por el corporativismo. Incluso la hija de uno de estos profesores, que dice trabajar "codo con codo" con él, repetía exactamente lo mismo que su papá... Conservo capturas de pantalla que demuestran cómo omitieron partes clave de la sentencia, donde se establecía claramente que mi padre era abogado y que no había formado parte de ningún consejo de guerra. El fallo no fue favorable para mí, no porque se desmintieran estos hechos, sino porque el juez se declaró no competente en materia académica y dio paso a instancias superiores, donde se reconoció que la reclamación era susceptible de demanda civil. Pero eso lo callan, teniendo pleno conocimiento de la sentencia.

Lo más llamativo es que el juez que resolvió aquel caso era colega suyo, profesor en la misma universidad. Curiosamente, el Sr. Ríos Carratalá llama "colegas" a todos los profesores universitarios, sin importar su área de especialización, como si así reforzara su autoridad intelectual y pretendiera blindar su verdad ante cualquier cuestionamiento externo. Me pregunto si a este juez también le habrá dicho que su sentencia es propia de "otras épocas superadas", una expresión que, en la práctica, equivale a insinuar que simpatiza con el franquismo solo porque el fallo no le resultó del todo favorable.

No lo creo, pero sí tengo la certeza, aunque siempre se puede equivocar uno, de que ese juez debió enfrentar presiones para resolver el procedimiento. ¿Acaso cualquier juez que falle en su contra es automáticamente un franquista o un fascista? Es una visión bastante peculiar de la justicia para alguien que se autoproclama defensor de la libertad, pero que, paradójicamente, demuestra la misma intransigencia que tanto critica.


UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (II)

 

Libertad de expresión o censura: el doble rasero de un personaje público

Desinformación y manipulación: cuando la verdad incomoda


El catedrático Ríos Carratalá se queja de insultos, difamaciones y descalificaciones… Y es que, cuando el mentiroso se ve descubierto, suele reaccionar con enojo o adoptando el papel de víctima.

La sentencia dictada el 10 de marzo de 2025 en el Procedimiento Civil menciona los insultos y descalificaciones dirigidos contra mí y mi familia, además de difamaciones o imprecisiones —como quieran llamarlo— sobre mi padre.

Este señor, cuya autoestima parece insuperable, sorprende su actitud y su manera de actuar como catedrático. Lo que no puede pretender es que nadie opine sobre lo que dice y escribe, especialmente siendo una persona pública, que trabaja en una institución pública, que proporciona información pública y que, además, cobra por ello.


Lo que ha escrito sobre mi padre en relación con su periodo de servicio militar obligatorio es inexacto. No fue en ese momento un funcionario ni, por tanto, un personaje público, como se ha intentado hacer ver. Sí lo fue más adelante, tras aprobar las correspondientes oposiciones.

El señor Ríos Carratalá parece creer que solo él tiene derecho a calificar, juzgar y hablar sobre quien desee. Y, según su lógica, los demás solo pueden opinar siempre que no lo contradigan. Se me ha intentado silenciar con la complicidad de ciertos medios de comunicación, que han llevado a cabo una campaña de desinformación en mi contra. Ninguno de ellos ha contrastado la información conmigo; simplemente le han dado voz a él. ¿Eso es libertad de expresión o censura? Para él, lo primero; para mí, lo segundo.


Si este señor lee con atención la sentencia, verá que la propia jueza menciona los insultos que he recibido gracias a sus actuaciones. Pero, como ya dije, cuando el mentiroso se ve descubierto, se enoja o se hace la víctima.

Afirma que lo he insultado de manera reiterada y grave. Durante el juicio, su abogado también se refirió a algunos de esos supuestos insultos, incluyendo términos tan "graves" como "curioso personaje", lo cual resulta casi risible. No obstante, me reafirmo en mis palabras. Quizá eliminaría uno: "ignorante". Aunque, pensándolo bien, el término no es del todo inexacto, ya que uno puede poseer un nivel académico elevado y, sin embargo, negarse a ver la verdad debido a su propia visión del mundo. En todo caso, lo sustituiría por "malo", porque ha actuado con maldad. Y cada uno de los calificativos que he empleado puedo fundamentarlos, algunos incluso con las propias publicaciones que ha realizado.

Hasta ahora, he guardado demasiado silencio. Su abogado le ha dicho que podría demandarme, pero él no ha querido hacerlo. No me importaría que lo hiciera: sería una excelente oportunidad para desenmascarar a tan "curioso personaje".


UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (I)

 

Mentiras y Rectificaciones: La Otra Cara de la Libertad de Expresión.

Cuando la Verdad Molesta: Manipulación y Desinformación Académica (el caso Ríos Carratalá)




Un mal día para la libertad de expresión.
Así titula su publicación de hoy el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá, en su web Varietés y República.

En ella, publica una captura de pantalla de mi perfil de Facebook, correspondiente a una conversación dentro de un foro con un interlocutor concreto, Julio Panea, y no a una publicación general.

Tras mi respuesta en ese conversación privada, el catedrático reaccionó con un nuevo artículo en su web, asegurando, entre otras cosas, que la información que compartí era incierta y que la he eliminado. Sin embargo, al revisar mis publicaciones, compruebo que nada ha sido eliminado, pese a sus afirmaciones en sentido contrario. Quizás se haya borrado el artículo original al que respondió, lo cual demostraría mi buena voluntad, muy distinta a su proceder. Aun con mis reservas sobre la veracidad de sus palabras, reconocí que pude haber cometido un error y no tuve inconveniente en rectificar y asumirlo.

Lo que sí es seguro es que la rectificación se realizó en el mismo foro, ante la persona aludida, Julio Panea, e incluso mediante una nueva publicación, de forma inmediata y verificable. Está bien visible por todo aquel que quiera verlo. Si el Sr. Ríos Carratalá no quiere reconocerlo, es problema suyo. Hasta donde sé, tiene problemas de audición, no de visión. Quien no quiere ver, simplemente no ve.

Aun así, acepté su observación, admití que mi contenido era erróneo y publiqué otro artículo rectificándolo en los mismos medios y bajo las mismas condiciones en que se produjo el error. Incluso dirigí un comentario expreso a Julio Panea, quien puede corroborarlo.

Pero Ríos Carratalá solo retiene lo que le conviene. Utilizó esa captura de pantalla en el juicio celebrado en octubre, pese a que no tenía relación con lo que allí se debatía, igual que muchas otras cuestiones que introdujo sin pertinencia alguna. Su abogado lo sabía, pero expuso su discurso sin restricciones. En cambio, mi abogado se ciñó estrictamente al procedimiento, quizás con exceso de rigor para mi gusto. Como era previsible, algunas de sus afirmaciones fueron reflejadas en publicaciones de redactores a los que él mismo califica como "amigos".

Lo que hice es lo que él debería haber hecho: rectificar cada falsedad que ha difundido y todas las cuestiones en las que se ha inmiscuido sin motivo, con la misma intensidad y en los mismos espacios donde divulgó su versión.


Su actitud demuestra que considera la libertad de expresión, la de cátedra y cualquier otro derecho como privilegios exclusivos suyos, aunque formalmente lo desmienta, mientras que los demás no merecemos ese mismo respeto. Se sitúa por encima de todo y de todos, como hacen quienes, pese a presentarse como progresistas, son profundamente absolutistas e intolerantes. Su postura es clara: lo que él dice es la verdad absoluta e indiscutible.

De cara a la galería, presume de estar abierto al debate y al diálogo, pero los hechos lo desmienten. Cuando todo esto comenzó y me puse en contacto con él, intentó engañarme. Me aseguró que retiraría voluntariamente los enlaces que me afectaban, pero sabía que había escrito muchos más textos con contenido aún más comprometido. Su estrategia fue montar un espectáculo en la Universidad de Alicante, como me confirmaron otros catedráticos, y difundir la idea de que yo atentaba contra la libertad de expresión, defendía la censura, pretendía reescribir la historia o incluso borrar archivos históricos. Todo ello está reflejado en los medios. Así dio paso a una campaña de desinformación en la que periodistas replicaron sus falsedades sin cuestionarlas, en contra de lo que dicen sus bonitos códigos éticos.

Este señor debería haber actuado a como actúe con algo incierto: reconocer sus errores en los mismos medios y con la misma intensidad con que los cometió. Gracias a él, circulan en los medios muchas falsedades sobre mi padre, y lo harán durante mucho tiempo. Están en sus libros, en textos de la universidad y en instituciones académicas que comparten su material.

Asegura que rectificó sobre la condición de funcionario de mi padre, pero nadie se ha enterado. De hecho, persiste en su cinismo al justificar que "llamar funcionario a alguien cuando no lo es no menoscaba su honor". Fuera de contexto, podría estar totalmente de acuerdo. Pero cuando se afirma que alguien fue funcionario sin formación, voluntario para firmar penas de muerte (a cambio de fines de semana libres), y que ascendió por servicios prestados al régimen, obteniendo sueldos elevados y promociones meteóricas, ya no hablamos de una simple imprecisión, sino de una manipulación deliberada.

Por cierto, mi padre no se llamaba "alférez". Fue alférez en un período de tiempo dentro de su servicio militar, pero su profesión no fue la de militar, sino la de abogado, aunque le pese al señor Ríos Carratalá, aparte de haber sido funcionario de Administración Local. Y su titulación no fue un "regalito" de Franco, como insinúa. Se licenció en Derecho en junio de 1936, en contra de lo que afirman sus "rigurosas investigaciones académicas".

Tengo entendido que el catedrático hizo el servicio militar. No sé si obtuvo algún rango más allá de soldado, pero siguiendo su lógica, podríamos referirnos a él como "soldado Juan Antonio Ríos Carratalá" o, si tuvo alguna graduación superior, como "sargento Ríos Carratalá", por ejemplo.

Las mentiras son como las cucarachas: cuando descubres una, hay muchas más detrás.


"La libertad de expresión no es un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos. Quien manipula la verdad para desacreditar a otros debería rectificar con la misma intensidad con la que difunde sus falsedades."



sábado, 8 de marzo de 2025

EMPODERAMIENTO, FEMINISMO Y LA INSPIRADORA HISTORIA DE ANTONIA BAENA

 

El Día Internacional de la Mujer (8M) surge de la lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres. El feminismo ha ido incorporando enfoques como el transfeminismo y el feminismo interseccional para abordar desigualdades más amplias. Sin embargo, existen críticas sobre la politización del movimiento y la tendencia a presentar problemas globales como exclusivos de las mujeres. Se destaca que, además de cambios estructurales, el empoderamiento y la participación individual son clave para lograr la igualdad. La actitud personal de cada mujer es clave para que la igualdad sea una realidad. El empoderamiento, la autonomía y la participación activa en la sociedad fortalecen el avance hacia una equidad genuina, sin depender únicamente de cambios externos.


Las dificultades para alcanzar los objetivos reales del 8M son diversas:


1.   Uso político: Se desvía la lucha hacia intereses partidistas.

2.    Polarización: Divisiones dentro y fuera del feminismo dificultan el consenso.

3.    Falta de acciones concretas: Predominan los discursos sobre las soluciones reales.

4.    Sesgo en el debate: Problemas globales se presentan como exclusivos de las mujeres.

5.    Resistencia cultural y social: Persisten barreras que frenan la igualdad.

Para avanzar, se requieren propuestas basadas en hechos y diálogo, sin caer en posturas extremas.


Las acciones radicales tienen efectos negativos. Algunas prácticas extremas han sido contraproducentes para el feminismo, como:

·         Protestas con los pechos al aire en iglesias. Grupos que generan ese tipo de actos, generan más rechazo que apoyo.

·         Vandalismo en monumentos y edificios religiosos.

·         Imposición forzada del lenguaje inclusivo. el idioma tiene mecanismos para la inclusión sin cambios forzados. Es esencial que evolucione sin imposiciones.

      Rechazo a la feminidad tradicional. Atacar a mujeres que eligen ser amas de casa contradice el principio de libre elección.

·         Generalizar que todos los hombres son opresores.

·         Contratación basada en género y no en méritos.

El feminismo es un movimiento diverso cuyo verdadero objetivo es la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres.


ANTONIA BAENA JIMÉNEZ: UNA FEMINISTA EJEMPLAR

Una figura admirable en nuestra familia fue mi tía abuela, Antonia Baena Jiménez, a quien recuerdo con profundo cariño. Aunque nunca se llamó a sí misma "feminista", su vida fue un verdadero ejemplo de independencia, fortaleza y solidaridad en tiempos difíciles.

Desde joven, trabajó incansablemente en el mundo de la costura en Sevilla, sosteniéndose por sí misma en una época en la que pocas mujeres lograban independencia económica. Durante y después de la Guerra Civil Española, acogió y ayudó a numerosas familias destrozadas por el conflicto, incluyendo a los hijos de sus hermanos y cuñados asesinados, sin hacer distinciones de género. Entre ellos estaba mi padre, Antonio Luis Baena Tocón, a quien cuidó y sostuvo tras la guerra, cuando él terminó su servicio militar.

Su hermano, Francisco Baena Jiménez, funcionario leal a la República y secretario del Ayuntamiento de Torrelaguna (Madrid), fue asesinado por las milicias republicanas debido a su fe y a su negativa a participar en el asesinato del clero local. Al conocer los planes de las milicias de la CNT/FAI, advirtió a los religiosos en peligro y facilitó la huida de algunos, como D. Juan Ricote, quien logró salvar su vida y ocupó cargos importantes dentro de la Iglesia tras la guerra. Sin embargo, otros no corrieron la misma suerte, como el párroco y el coadjutor de Santa María Magdalena, D. Alejandro y D. Fermín, quienes decidieron quedarse porque solo ayudaban a los humildes y creían que no tenían nada que temer; fueron asesinados y cuyas cruentas muertes están documentadas junto a las de mi abuelo. Francisco también protegió a dos congregaciones de monjas, las Carmelitas, que se dedicaban a la enseñanza de niños pobres y a las Concepcionistas Franciscanas de Clausura, cuyo convento intentaron saquear, sus integrantes estuvieron en riesgo de vejación y mi abuelo las defendió. A ambas comunidades les proporcionó ropa seglar para que pudieran huir, pero su valentía le costó la vida: fue ejecutado en la hornacina de la capilla de las monjas de clausura, recibiendo múltiples disparos.

En la dura posguerra, mi padre, Antonio Luis Baena Tocón, a quien quisieron asesinar junto a mi abuelo y fue muy perseguido posteriormente, tuvo que desempeñar al mismo tiempo varios trabajos para contribuir a la casa de acogida que mi tía Antonia mantenía. Todo lo que ganaba se lo entregaba a ella, quien lo destinaba a cubrir las necesidades de quienes dependían de su ayuda. Nada de lo que tuvo le fue regalado por Franco, ni por su régimen, pese a lo que afirma su "cronista difamatorio", Juan Antonio Ríos Carratalá, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alicante, y quienes han difundido sus falsedades con fines ideológicos. No recibió privilegios, ni puestos de trabajo, ni ascensos meteóricos, ni sueldos jugosos; ni siquiera le concedieron la pensión de viudedad que solicitó para su madre, a la que tenía derecho, con la absurda justificación de que su esposo "no se sublevó".

En aquella casa de Antonia, chicos y chicas, niños y niñas compartían responsabilidades, aprendían disciplina y se preparaban para la vida.  La tía Antonia tenía que ser estricta si quería sacar adelante a tanta gente. Se fomentaba el estudio, el trabajo y la ayuda mutua, todo en un ambiente de cariño, que tampoco faltaba.

Antonia Baena Jiménez murió hace muchos años, pero su legado de fortaleza, generosidad y valentía sigue vivo en nuestra memoria.

Besos al cielo. No te olvidamos.

www.antonioluisbaenatocon.es

 

jueves, 6 de marzo de 2025

MEMORIA RECOBRADA: EL ECO DE UN PASADO SILENCIADO

 Más Allá de los Archivos: Ecos de una Historia Olvidada


Viernes, 7 de marzo de 2025

Hoy he visto en Facebook una publicación compartida por Avelino García Arias. Se trata de otro artículo de la serie titulada Memoria recobrada (1931-1939) LI, basada en la documentación aportada por los historiadores César Alcalá, Eduardo Palomar Baró y César Vidal.

Tras leerlo, inevitablemente me ha hecho recordar a mi padre, de cuyo paso por las checas madrileñas tenemos constancia toda la familia. Me pregunto: ¿en cuál de ellas no recibió "masajes terapéuticos y recitales de poesía", según afirma el catedrático de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá? Tal vez lo haya concluido tras no hallar su firma en "los registros de entrada y salida" de aquellas prisiones clandestinas, fruto de su característico rigor académico —"porque lo digo yo y punto"—. También me pregunto si no encontró en dichos registros la constancia de su "salida" hacia el paredón -quizás esté en el libro de registro de “a paseo”-, de la que nos consta que logró escapar gracias a la ayuda de un amigo y compañero de pensión, comunista, que le facilitó la huida.


En una de esas checas, además del odio de una miliciana que lo condenó a muerte, una de las veces que quisieron mandarlo al paredón, por llevar una pequeña medalla —que aún conservo como recuerdo, al igual que su título de Licenciado en Derecho—, conoció a un notario que también fue víctima de los que el catedrático insiste en llamar "demócratas". Se trata de una persona que Ríos Carratalá menciona en sus publicaciones, de quien creo que no sabe nada y a quien tuve la oportunidad y gran suerte de conocer y tratar en vida. Pero ya hablaré de ello en otra ocasión para no extenderme más… Memoria histórica.

*📌 *www.antonioluisbaenatocon.es


El artículo en cuestión analiza el funcionamiento de las checas oficialmente registradas en Madrid, que operaron de manera sistemática y permanente bajo el gobierno del Frente Popular. Según los documentos de la Causa General, se contabilizan 225 de estas prisiones clandestinas. A esta cifra desorbitada hay que sumar otro número equivalente de centros y comités con funciones similares, aunque con menor frecuencia y un número reducido de víctimas en comparación.

La investigación dirigida hasta finales de 2016 por el historiador Alfonso Bullón de Mendoza eleva el número total de checas en la capital a 345, de las cuales 120 no fueron incluidas en la Causa General. Por su parte, el investigador Sergio Campos Cacho reveló en 2023 que la primera checa establecida en Madrid data de abril de 1936, antes del inicio de la guerra. Estaba ubicada en el convento incautado de Santa Cristina, en la calle Antillón, y su ocupación y posterior utilización con fines represivos fue responsabilidad del Círculo Socialista de Puente de Segovia.

El artículo también ofrece un listado de las checas de Madrid, indicando su ubicación en calles y edificios, así como información sobre aquellas que dependían directamente de la Inspección General de Milicias Populares, bajo el mando del comandante Luis Barceló Jover y el teniente de asalto Alfonso Barbeta.

Entre los datos más relevantes, destaca la checa ubicada en el número 12 de la calle San Lorenzo, que funcionó como prisión preventiva del SIM (Servicio de Información Militar) durante toda la dominación del Frente Popular en Madrid. También menciona la checa de milicias más activa documentada, la de San Felipe, en Alcalá de Henares, donde la mayoría de sus víctimas fueron ejecutadas en las tapias del cementerio alcalaíno y en el término municipal de Villalvilla.


Fuente y artículo completo:

https://apuntessobrelamarcha.wordpress.com/2020/06/25/memoria-recobrada-1931-1939-li/?fbclid=IwY2xjawI4Sq1leHRuA2FlbQIxMAABHZ53nIGECwdllQG-7zm3iJ62weaYEgHxXda0qIMGYbcU_NSVxefV0Q7J2A_aem_iSCdOYbQ4XHWK0gWXdYVZQ

viernes, 21 de febrero de 2025

"HISTORIA O TEATRO: LA MANIPULACIÓN DEL PASADO EN EL ESCENARIO ACADÉMICO"

 

Viernes, 21 de febrero de 2025

Hoy ha publicado el catedrático de la Universidad de Alicante Juan Antonio Ríos Carratalá un artículo titulado Las dos sentencias del escritor Antonio de Hoyos y Vinent

Según cuenta, el escritor falleció en 1940, pocos meses después de ser detenido, “sin que llegaran a ejecutarlo”, aunque no tuvo condena capital. Ese es el tono con el que el historiador decide abordar el asunto: una ironía que, más que agudeza crítica, desprende un sesgo evidente. ¿Es esa la inteligencia, la equidad y la valoración justa de las fuentes, alejadas del partidismo y la parcialidad, que debe demostrar un historiador, como diría su colega Julián Casanova Ruíz? ¿O estamos ante la ironía sarcástica e ideológica propia de un teatrólogo más interesado en la dramatización que en la investigación histórica rigurosa?


Sea como sea, conviene analizar con detenimiento sus afirmaciones sobre Antonio de Hoyos. ¿Realmente estaba dispuesto el escritor a “renegar de su pasado o a justificarlo según las directrices de los vencedores”? Además, señala que, “dada la posición de su familia dentro del bando vencedor, no parecía necesario llegar a los extremos de otros casos protagonizados por periodistas republicanos”. Siempre la misma estrategia: pinceladas victimistas republicanas. El teatrólogo se complace en hablar de “los vencedores” y, recurriendo al drama más que a la historiografía, adjudica papeles individuales y colectivos, buenos y malos, indios y vaqueros… como cuando se refiere a mi padre. Según él, mi familia ha tenido el dudoso privilegio de enterarse, a través de su pluma, de que mi padre era un “vencedor”.

A mi abuelo lo sitúa en el bando “nacional” —aunque fue reconocido como víctima republicana por Félix Bolaños, quien, supongo, no lo considerará un “fascista” (ya hablaremos de eso en otra ocasión). A mi padre lo presenta como un funcionario en 1934, un profesional de la milicia, un abogado ilegal, un juez de posguerra, y, gracias a sus supuestos servicios de genocida y/o represor, alguien que ascendió meteóricamente en el funcionariado, que recibió títulos académicos como regalo de Franco y que disfrutó de privilegios laborales y jugosos sueldos. Un guión digno de una obra teatral, que el catedrático escribe con entusiasmo. Parece que, como creador de ficciones y guiones para un club social de aficionados, valdría más que como historiador. Y ya que le gusta tanto hacer historia y teatro, tal vez debería revisar las actuaciones de miembros de su propia familia en la Guerra Civil. Pero de eso hablaremos en otro momento…

Afirma también que el juez Manuel Martínez Gargallo “nunca flaqueó en su labor represiva” y que su justificación se encuentra en el sumario de Antonio de Hoyos, así como en el contexto del Juzgado Militar de Prensa. Según su lógica, hasta los más modestos empleados —incluso quien estuviera cumpliendo el servicio militar obligatorio (como mi padre)—, el encargado de la limpieza o el soldado de guardia, formaban parte de la maquinaria represiva. Un planteamiento que trivializa la complejidad de la posguerra, reduciéndolo todo a una simpleza maniquea.

El catedrático menciona también al comandante Pablo Alfaro como responsable de la condena de Miguel Hernández. Resulta curioso, considerando que él mismo ha contribuido a la difusión del bulo de que Baena Tocón fue quien firmó su condena a muerte. Los medios de comunicación, con sus “códigos éticos” de adorno, han replicado esa versión sin contrastarla. ¿Llamamos a esto un riguroso trabajo de investigación o más bien un ejercicio propio de trilero, en el que se usa un nombre u otro según convenga?


En otro pasaje, señala que el auditor —presumiblemente el comandante Alfaro, aunque no lo especifica— devolvió el sumario al juez Martínez Gargallo para nuevas diligencias, lo que llevó a medidas aún más drásticas. Se insiste en que la tarea recayó en el alférez Baena Tocón, quien, el 25 de diciembre de 1939, “firmó un informe donde subraya la ‘inversión sexual’ de un procesado a veces ‘embriagado’ (dice que así celebró la Navidad). El teatrólogo, fiel a su estilo, adereza la escena para que la obra no pierda interés. Ahora a esto lo llaman ironía o humor, pero no es más que pura maldad. No sé qué dice realmente ese sumario —aunque sí he revisado otros en los que la firma de mi padre no aparece por ningún lado, lo que convierte algunas de sus afirmaciones en un fraude historiográfico—, pero él, desde su posición académica, sabrá lo que hace. Quizás ese énfasis en Baena Tocón tiene menos que ver con la historia y más con el hecho de que su hijo haya cuestionado su rigor académico. Ya hablaré de eso en otro momento para no extenderme demasiado…
En cuanto al fallo judicial que menciona, parece que el auditor renegó de la “alta alcurnia” para ponerse al servicio de “los ideales insanos del pueblo”. Si hemos de dar crédito a las citas textuales que el autor presenta, resulta evidente su carga ideológica y su obsesión por reinterpretar los hechos bajo una burla constante. En uno de sus artículos recientes declaraba su intención de volver al humor, “que es lo suyo”. Pues bien, si esto es su humor, no tiene la menor gracia. Tal vez sea culpa mía por no tener sentido del humor, o quizás sea simplemente que su humor es tan malo que ni siquiera provoca una sonrisa. Aunque, mientras haya alguien que le aplauda su obra teatral con un “ja, ja, ja”, el espectáculo continuará. Y eso sí que es insano: mata de aburrimiento.

Paradójicamente, critica a quienes “novelan” sin consultar los archivos militares, cuando él mismo ofrece una visión parcial y sesgada de los acontecimientos. Los que sí hemos investigado en dichos archivos hemos podido constatar su falta de rigor, su tendencia a analizar la posguerra con los ojos del presente y a elaborar juicios desde una perspectiva personal e ideológica, más que desde la referencia objetiva a los documentos.

Finalmente, no deja pasar la oportunidad de promocionar el tercer tomo de su trilogía. Podría ser una obra valiosa si se limitara a transcribir fielmente los documentos en lugar de interpretarlos a su antojo. Pero claro, sin interpretación personal no hay rédito económico. Y, le guste o no, su trabajo también está condicionado por el lucro.

UN MAL DÍA PARA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN (y IV)

La doble vara de medir y Falsedades recicladas: el relato que no cambia Justicia selectiva y memoria manipulada. Entre rectificaciones ...